Los que sigáis este blog os haréis una pregunta... 45 números, 45, y ¡AÚN NO HAY NINGUNA RESEÑA DE LOS ROLLING! Téneis razón, toda la razón, pues se ha echo esperar, pero aquí la téneis:
Por muy mala música que escuches (y hablo de absolutamente cualquiera), has tenido que oír hablar de los Rolling Stones, si no no eres persona o tienes un gran problema. Dentro de la gente que los conoce los habrá que les tenga como el típico grupo de Rock antiquísimo venido a menos por el alcohol y las drogas y los habrá que tengan una visión mas aceptada, los que cuando hablen de los Rolling piensen en lo que es, uno de los mejores grupos de la historia.
Comenzaron el los 60`como otras tantas y tantas bandas británicas (The Beatles, Led Zeppelin, Black Sabbath, Deep Purple...) tocando música americana pasando a finales de década al pop puro típicamente británico que encabezaba los Beatles de Lennon y compañía.… es así que en 1969 paren este “Let It Bleed”.
Para entender la importancia capital de los Rolling Stones en la historia de la música del siglo XX, hay que entender la época en la que les tocó vivir. Aquella década donde la música eran Beatles, Beatles y... Beatles. Aunque el imperio de los 4 de Liverpool se caía por momentos por luchas legales por hacerse con el lucrativo grupo. En las calles americanas se sucedían violentos disturbios raciales, en plena lucha por los derechos civiles, y Martin Luther King había sido asesinado el año anterior. Los EEUU bombardeaban aldeas vietnamitas con napalm y en las grandes ciudades occidentales la policía reprimía y a veces asesinaba a quien se manifestaba contra ello. Ardían las calles a finales de aquellos años 60’ y los Stones lo vieron.
“Let It Bleed”, desde el mismo título (“Déjalo Sangrar”, parodia del album de los Beatles “Let It Be”) es un disco oscuro, ideado e inspirado por la sociedad del momento. El disco abre con todo un himno Stone, “Gimme Shelter”. La guitarra de Keith Richards traza una oscura melodía que vaticina lo que viene después. La guerra, el asesinato, huir de la barbarie de un mundo imcomprensible y hostil… uno de los temas imprescindibles de la historia del rock.
El segundo corte es una vieja balada del bluesman Robert Johnson, “Love In Vain”. Guitarra acústica arpegiada, mandolina y una apropiada guitarra slide. Cargada emotividad y de anhelo. Imprescindible. El siguiente tema, “Country Honk”, nos transporta al sur de los USA, un tema country a la vieja usanza, con dobro y violín. Al escucharlo parece imposible que lo estén interpretando unos jovencitos procedentes del extrarradio del Londres y no un grupo de Nashville. Como apunte, apareció como single “Honky Tonk Woman” (no incluida en este disco), una versión casi hardrockera con un tremendo riff de Richards.
El disco sube de intensidad con “Live With Me” un tema sexual como pocos, y un buen exponente del sonido 100% Stone. Arranca con una poderosa línea de bajo, tocada por el omnipresente Richards para sumergirse en una espiral rockera en la que aparece, por primera vez, el saxo de Bobby Keys en una canción de los Rolling Stones. Fue el principio de una prolífica relación entre el saxofonista de Texas y el grupo británico, que perdura hasta hoy.
El quinto corte es el que da nombre al disco. Medio tiempo con una melodía en apariencia alegre, pero la letra continúa por esa senda oscura y sucia que caracteriza este disco. Drogas, urgencia sexual, desengaño amoroso… De nuevo la guitarra slide sobresale en la canción.
“Midnight Rambler” es uno de los temas más largos del disco, caracterizado por la armónica de Jagger y otro riff más del genial Keith. Cambios de ritmo e improvisaciones en una canción cuya letra habla de, y de nuevo lo sórdido se hace notar en el disco, un asesino que vaga por las noches degollando señoritas. Este tema fue clave en los directos de aquellos años, alargándolo con geniales improvisaciones blueseras.
Queda poco ya para el final, y empieza a sonar “You Got The Silver”, un tema casi country de Richards, en el que por primera vez canta en una canción de los Stones. El feeling que destila Keith a la voz es casi comparabale con el que desprende a través de su vieja Telecaster. De nuevo, más guitarra slide, esta vez tocada por Brian Jones, su única intervención en el disco. Fallecía poco después en extrañas circunstancias.
Penúltimo tema, y una de las joyas que más relucen de esta grandiosa corona. “Monkey Man” arranca con una inquietante y misteriosa melodía de piano, para acto seguido continuar (¡otra vez más!) con un mastodóntico, majestuoso, inolvidable y soberbio riff de Keith Richards. ¿Este “Hombre Mono” versará sobre una posible involución del ser humano, dado la catastrófica y apocalíptica sociedad del momento?
Los coros casi operísticos de “You Can’t Always Get What You Want” nos informan de que esta obra maestra se aproxima a su fin. Si el resto del disco es un oscuro retrato de una sociedad convulsa, en este último corte hay espacio para el optimismo y la creencia en un futuro mejor. Guitarras acústicas y geniales y sencillos arreglos con un Mick más alegre y menos irónico que el resto del disco.
Este es posiblemente el mejor disco de los Rolling Stones, lo cual es decir mucho de una discografía que cuenta con títulos como “Exile On Main Street”, “Beggars Banquet”, “Sticky Fingers” o “Some Girls” (de los que hablaré algún día). Más aún, se trata de uno de los mejores discos de la historia de la música del siglo XX, donde no desentonaría entre el top de los cinco primeros.
Dejando a un lado estilos, géneros y etiquetas varias, se trata de un disco imprescindible que no envejece, y hace que los Rolling Stones puedan ser, hoy en día, las viejas glorias que viven de su pasado. ¡Con ese pasado ya podrán!